La primera vez que ve el pollón de su hermano le parece gigantesco y siente que lo tiene que tocar y chupar. A lo tonto le hace una mamada y saborea toda si carne. Después la guarra va buscando más y le visita durante la noche con el coño ya empapado dispuesto a conseguir que se la meta. El hermano se imaginaba que eso iba a pasar y le da toda la ración de polla que la zorra necesita a la vista de lo empapada que está y de cómo le dice que al final, después de follarla, se corra directamente en su cara.