Este es uno de los servicios típicos a domicilio que hacen muchas estudiantes asiáticas que quieren ganarse un dinero usando sus cuerpos de putas. Follar no follan, pero se comportan de manera que vas a terminar con los huevos vacíos y con una sonrisa en la cara. La colegiala se está un rato masturbándose y abriendo su coño de par en par para que el cliente la vea. Después se pone a chuparle la polla y en cuestión de unos minutos ya tiene toda su cara llena de semen por la corrida facial que le suelta el tío rápidamente por lo caliente que estaba.