El profesor de Jill Kassidy la ha castigado para que se quede después de clases encerrada repasando y haciendo deberes extra. Lo que no se imaginaba el hombre es que la zorra utilizaría el tiempo para masturbarse y hacerse fotos de su coño. Al final el profesor decide castigarla, la pone encima de su mesa y le da unos azotes. Después la coloca de rodillas para que le haga una mamada y se la chupa tan bien que no se puede resistir a la idea de clavarle la polla en el coñito. Hace que le cabalgue un rato y antes de correrse se la vuelve a meter en la boca para que se la chupe y se corra.