Avery Stone no se imaginaba que el castigo porque la pillaran robando en una tienda de ropa sería lo que le termina ocurriendo. La zorra se encuentra ante el riesgo de ser denunciada a la policía salvo que cumpla con una condición que le pone el dueño de la tienda: que se deje penetrar. La desnuda y la pone apoyada contra la mesa a cuatro patas para enfundársela hasta bien dentro del coño. Se la comienza a follar mientras la puta gime, sabiendo que no va a poder moverse ni dejar de follar hasta el momento en el que el tío haya soltado toda la corrida.