Su madre no lo sabe, pero cada vez que este hombre se queda a solas con ella se la folla y la viola de manera violenta. Es el típico padre japonés abusador que piensa que la vida de su hija es suya para hacer con ella lo que quiera. Así que se va a su cama y bajándole un poco el pijama le mete la polla a cuatro patas sin parar de follarla durante todo el tiempo que necesite. La hija solo puede gemir y dejarse llevar porque sabe que su padre no parará hasta el momento en el que se corra en su cara.